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Reales Atarazanas de Sevilla

Reales Atarazanas de Sevilla

Sevilla tiene un sabor especial, pero tiene además una situación geográfica inmejorable, entre dos mares, al sur del continente europeo, al norte de África, con un río navegable y único puerto interior con esclusas.

Estas circunstancias influyeron en gran manera para que fuese un destino preferido para las aventuras de los antiguos conquistadores, entre ellos los musulmanes, que ocuparon Andalucía durante ocho siglos, dejando una indeleble huella sobre la misma.

Tanto es así que en el año 843, los llamados “Hombres del Norte”, los Vikingos, que desde los países nórdicos, con una potente flota, inician unas venturera incursión por la Península Ibérica, apareciendo en el mes de septiembre en la desembocadura del Guadalquivir, y tras la toma de Cádiz-poblado de pescadores-, con 80 naves, remontan el río, y una vez arrasada Coria, fondean en Sevilla, que al encontrarla desguarnecida al haber huído a Carmona y sierra norte, los almohades, la ocupan, hasta que el Emir tuvo que dotar a la ciudad de una cerca defensiva, y proceder a la construcción de unas atarazanas donde poder construir navíos, a fin de poder contrarrestar las futuras incursiones vikingas.

El concepto Atarazanas, y que los venecianos llaman “arenal”, viene a significar el lugar donde se fabrican los navíos, y se construyen todos los pertrechos relativos a la navegación, y que se conoce como “astillero.”

El arquitecto y experto en Atarazanas hispanomusulmanas, Leopoldo Torres Balbás, informa que fue el Califa Abd-al.Rahman III, el gran impulsor de las construcciones navales en la España musulmana del siglo X, y que durante su mandato se construyeron en Sevilla y otras provincias marítimas andaluzas, una flota de hasta 300 barcos, lo que suponía el mayor poder naval en todo el mar romano.

El Emir Abd-al. Mumin, establece la capital del nuevo reino almohade en Sevilla, y su hijo y sucesor Abu-Yakub-Yussuf, ordenó a su gobernador, construir una atarazana para sus barcos.

El historiador Ortiz de Zúñiga, indica en sus Anales de la ciudad de Sevilla, que estas atarazanas se debieron construir en el arrabal de los Humeros-barrio de los Pescadores-fuera de la puerta de Goles, si bien no existen indicios arqueológicos, y a más, cercana a esta prevista construcción se encontraba el “puente de barcas”, mandado construir por Abu-Yukub-Yussuf en 1171 lo que era un obstáculo insuperable para el paso de los navíos que pudieran construirse en dichas atarazanas..

Otros autores las situaban entre las Torre del Oro y la de la Plata, aprovechando la coraza que unía la muralla almohade con la Torre del Oro, pero no han habido vestigios de tal edificación. El Profesor Domínguez Berenjeno aportó la teoría de que los arcos existentes en el lienzo de muralla cercanos a la Torre de la Plata, pudiese corresponder a esta Atarazanas, dada su estructura arquitectónica, idéntica a la de Algeciras .

Dejando aparte todas estas investigaciones almohades, nos referiremos a la presencia de nuestro Rey Fernando III, que con motivo de la reconquista de Cazorla, Córdoba y Jaén, pone cerco a Sevilla en 1247, montando su campamento extramuros de la ciudad –San Bernardo-la Buhaira.

El Rey encargó al Capitán Ramón de Bonifaz para que con una flota castellana, compuesta de 13 navíos, tripulada por marineros santanderinos y laredanos, pudieran dar acceso por el río, interrumpido por el ”puente de barcas”, para lo que aprovechando los buenos vientos para poder acceder a ese obstáculo, y adecuando sus navíos con planchas de hierro, irrumpieron el puente de barcas, haciendo accesible el paso de las naves, corriente al norte del río Guadalquivir. Siete tramos de las cadenas que unían las barcas del puente, que dan acceso al barrio de Triana desde la torre del Oro, se hallan actualmente en la iglesia de Santa María de la Asunción de Laredo, donde fueron llevadas por el Almirante Bonifaz.

Una vez conquistada Sevilla por Fernando III y efectuada la entrega de las llaves, el Rey ocupa el Alcázar el 23 de noviembre de 1248, festividad de San Clemente.

Seguidamente, y conociendo la importancia del río en orden a proseguir su acción militar, decidió hacer la construcción de unas grandes Atarazanas, donde elaborar las naves y galeras precisas para proseguir su labor conquistadora.

Extremo que no pudo ver terminado, al fallecer el 30 de mayo de 1252, culminando esta magnífica idea, su hijo Alfonso X, y sería el mismo Almirante Bonifaz el que decidió se instalasen en el Arenal, habida cuenta de su situación, junto al río, y con una cota con la lámina de agua, de menos de un metro, facilitando la salida y entrada de las naves .

La construcción original, siguió el modelo de las Atarazanas árabes, con mayor esplendor y grandiosidad, consistiendo en 17 naves adosadas, perpendicular a la dirección del río, y cuyo fondo era la muralla almohade de la ciudad, integrando la barbacana construida en 1220, y entre las denominadas puertas menores, como fueron, el Postigo del Aceite y el desaparecido Postigo del Carbón.

Se trata de una construcción realizada por cubrición a dos aguas, con una sucesión de pilares de ladrillos, sobre los que se soportan los arcos, posibilitando la recogida de agua.

Sus dimensiones son de 100x12x9 de ancho, lo que le permitía construir o resguardar durante el invierno, dos galeras en cada nave, ocupando un solar de 18.500 m2.

De las 17 naves, la número 8, se dedicó desde el principio a iglesia, ya que el Rey determinó que así fuese para “ los que trabajasen tuviesen un lugar para rezar”. Capilla Real se denominó, y más tarde San Nicolás, como Santo intercesor de lo náutico.

La construcción de las Atarazanas concluyó en 1252, según reza la placa fundacional, en latín, y estuvo en principio en la Torre de la Plata hasta 1852, en que pasó al atrio de la actual Iglesia de San Jorge, y pasando en 1952 a su posición actual, cual es la antesala de la Sala de Cabildos del Hospital de la Santa Caridad.

Hemos de hacer mención, a la figura de Miguel de Mañara Vicentelo de Lecca, ya que en 1663, impulsó la revitalización de la Iglesia de San Jorge, construida en 1644, y que terminada en 1667, con grandes ayudas de su benefactor, y que fue decorada por Simón de Pineda, Pedro Roldán, Bartolomé Esteban Murillo y Valdés Leal.

A este respecto, en 1661 fallece en Sevilla la ilustrísima dama, Dña. Jerónima Carrillo de Mendoza, esposa de D. Miguel de Mañara, el cual entristecido por este hecho resolvió ingresar en la Santa Caridad, que fue recibido como Hermano Mayor en 27.XII.1663, lo que supuso un giro copernicano a las acciones llevadas a esta fecha por esta ejemplar Hermandad, llevando a cabo la terminación de la nueva iglesia, que llevaría el nombre de S. Jorge, así como la construcción de un Hospital, que la Corona elogió y le concedió una nave de las Atarazanas, en el reinado de Felipe IV.

Esta nueva nave de la Hermandad, la venía ocupando el Alcaide de las Atarazanas, con gran lujo, D. Diego de Barbosa, suegro de Fernando de Magallanes, quien se caso con su hija Beatriz, en la Capilla Real, hoy Iglesia de San Jorge.

En 1666, Miguel de Mañara dona 5.000 reales al solicitar una nueva nave, para construir un Hospicio, accediendo el Rey Carlos II, en iguales condiciones que hizo su padre, Felipe IV, esto es en régimen de alquiler.

El 1670 finaliza la construcción de la Iglesia, habiendo evitado las inundaciones, cambiando los proyectos de los respectivos arquitectos de Falconete a Leonardo de Figueroa.

En 1676, Carlos II, exoneró a la Hermandad de pagar los alquileres de las naves, y sobre las cuales el arquitecto Leonardo de Figueroa, construyó el actual Hospital, figurando sobre el busto de su fundador la siguiente inscripción, en un azulejo trianero.

“Esta casa durará mientras a Dios temiere, y a los pobres de Jesucristo sirvieren, y entrando en ella, la avaricia y vanidad se perderá”.

La cita al Hospital de la Caridad, es incuestionable en este apartado, dada la magnífica labor que viene ejerciendo desde siempre, por consejo de su Fundador, y en el que hoy día sigue con sus funciones, acogiendo a gente desamparada, y atendida desinteresadamente, por un selecto grupo de sevillanos siguiendo la tradición que transmitió Miguel de Mañara.

El primer Alcaide de los Alcázares y de las Atarazanas fue Fernán Martínez Baudiña, que a su vez quedaba a su cargo y jurisdicción, la sierra de Constantina, Aracena y Segura, de cuyos bosques se extraían la madera necesaria para la construcción de los navíos, y que se obtenían mediante su traslado flotando por el río Guadalquivir. Posteriormente ocuparon los cargos de Alcaides, Enrique Guzman-conde de Olivares-, Hernando Bresabe, Alvaro de Cuevas, el sevillano Francisco Alonso de Malvenda y Diego de Treviño.

En 1493 se incorporó a las Atarazanas, la Pescadería, que estaba en la Plaza San Francisco, debido a las incomodidades que ocasionaba a los vecinos, y vino a ocupar varias naves en las proximidades del Postigo del Aceite, y más cercano a la Torre del Oro de donde descargaban la mercancía, para su venta.

En 1503 se crea la Casa de la Contratación, que era la encargada de dirigir, ordenar y juzgar, todos los asuntos relativos a los descubrimientos del nuevo mundo, y que era un Superministerio, y con sede en el Alcázar.

La relación de trabajadores que operaban en las Atarazanas en 1422 se situaba en 486 personas entre todos los oficios, reducido posteriormente a 400.

La actividad de las Atarazanas desde su fundación, fue muy próspera durante cerca de tres siglos, y contribuyó en gran manera a la elaboración de los navíos que los respectivos Reyes españoles, tuvieron que utilizar para proseguir sus sucesivas campañas, y llegado el 1502, los Reyes Católicos, debido a los cambios de estructuras de las embarcaciones, y los mayores navíos que se fabricaban en otros centros europeos, ordenaron vender las galeras y aparejos existentes en las Atarazanas, por su falta de uso, pasando a ser un contenedor de las mercancías que llegaban de América, y otras finalidades que examinaremos a continuación.

No obstante, la actividad naval no cesó, ya que en las mismas Atarazanas se avituallaron las naves que mandadas por Magallanes en 1519, circundaron el globo terráqueo, con Juan Sebastián Elcano, y que posteriormente comentaremos.

Asímismo se situó en las Atarazanas, la cárcel de los Caballeros, donde cumplían pena los nobles según mandaban las ordenanzas de los Reyes Católicos, según comenta José Gestoso.así como con motivo de la campaña contra Portugal en 1.580, dirigida por el Duque de Alba, vino a utilizar dos naves hasta 1.587, si bien por la existencia de la Maestranza de Cádiz y Málaga, frenó su utilización, aunque posteriormente, debido a los problemas de Felipe II con Gibraltar, y las necesidades artilleras de las Indias, obligaron a utilizar hasta 7 naves para este uso militar.

También se intentó utilizar para instalar la Fábrica de Tabacos, en 1750, pero hasta la reforma llevada a cabo en 1782 por Carlos III, no se hizo y se sentaron las bases para la instalación de la Maestranza de Artillería, que se realizó, junto a la ermita de Nuestra Señora del Rosario, antigua Patrona de la Armada, día de la victoria frente a los turcos, 7.X.1571.

Y volviendo al siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, estuvo llamada convertirse en el centro neurálgico del comercio marítimo mundial.

En el año 1580, por Real Cédula expedida en Madrid se ordena el derribo de la Casa de la Moneda vieja, para construir la Lonja, para administrar las rentas del almojarifazgo mayor y de Indias .

Las obras de la nuevas Aduanas se iniciaron en el año 1580, ocupando una buena parte de las Atarazanas mudéjares, en sus naves 16-17, y que se convirtieron en uno de los centros más importantes de la vida económica de Sevilla, y que se incendió en 1792, reestablecida seguidamente, por el arquitecto Ventura Rodríguez.

Tras la desamortización de Mendizábal del siglo XIX, el convento de San Pablo, situado en el lugar que ocupa hoy día el Hotel Colón, fue dedicada a usos de la administración civil, entre ellos la Diputación y la Delegación de Hacienda.

También fué destruido por un incendio en 1906, siendo derribado, y se construyó uno nuevo, en la calle del Calvario, adosado a la iglesia de la Magdalena, que fue derribado posteriormente, al iniciarse el ensanche de la calle unida a Canalejas.

En mayo de 1942, el Consejo de Ministros español aprueba la construcción de una Delegación de Hacienda en Sevilla, a pesar de que existía un proyecto desde hacía varios años, sin realizar, y que tras la demolición de la Aduana del siglo XVI-XVIII, se instaló en las antiguas Atarazanas, sobre las naves que eran las destinadas al azogue, y que hoy ocupan el edificio sito en la Plaza Indalecio Prieto, y que curiosa y desgraciadamente, conocimos la triste noticia, de que una vez instalada la Delegación, al poco tiempo de iniciar su andadura, uno de sus empleados, fue afectado de un cáncer de pecho, que según se pudo deducir pudo ser producido, por inhalaciones de los productos allí depositados varios siglos del azogue del mercurio almacenado, procedente de lo extraído de las minas americanas.

Ultimado el estudio que nos afectaba sobre las Reales Atarazanas en sus orígenes, nos interesa indicar ahora su futuro, ya que habiendo sido declarado Monumento Histórico Artístico por Decreto de 27 de agosto de 1964, y Bien de Interés Cultural en 13 de marzo 1969, no ha sido posible darle el compromiso que merece esta ingente obra, apoyada constantemente por nuestra Monarquía, y que actualmente se halla sin una alentadora solución, ya que al haber sido adquirida por la Junta de Andalucía a su antiguo propietario, el Ministerio de Defensa, y habiendo invertido por la propia, más 56 millones de euros para consolidar el edificio y catas arqueológicas, sigue en un impass, que es muy lamentable, a pesar de las sucesivas reuniones y propuestas del Excmo. Ayuntamiento y Junta de Andalucía, en base al proyecto del Arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra.

En un principio, se pensó en instalar el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, que finalmente pasó a la Cartuja, pensando asimismo en instalar el Museo Nacional de Antropología, y sin solución de continuidad, se ha venido utilizando para diversos usos de toda índole, pero sin relación alguna con el objetivo deseado, es decir, en rememoración del objetivo de las Reales Atarazanas, como sacro recuerdo a su constitución, en orden a lo que supuso para el Estado Español, antes y después del descubrimiento del Nuevo Mundo, para el que las Reales Atarazanas fueron un indescriptible instrumento.

Ya en tiempos presentes, en 2009, se estableció un contacto entre nuestros Consejeros municipales y la entidad la Caixa, formalizando una cesión del inmueble, en orden a establecer el Caixaforum, -como existen en otras ciudades españolas- con una inversión prevista de 20 millones de euros y 4,5 millones de euros de inversión anual, y poco tiempo después, en 2012, la Caixa anuncia su retirada, a fin de establecerse en la famosa Torre Pelli, abandonando su primera propuesta.

A estas fechas, no existe proyecto definido, y aunque la Junta es la propietaria de los terrenos de las RR. Atarazanas, y el propio Ayuntamiento, miembro de la Fundación Museo de las Reales Atarazanas de Sevilla, que sigue luchando para dar salida a este enigma, empeñado esta Fundación -a la que tengo el honor de pertenecer- en conseguir no sólo que se materialicen las propuestas iniciadas con la Caixa -independientemente de su vinculación con la Torre Pelli-, sino para que nuestro Ayuntamiento, secunde este proyecto, por afectar a la ciudad de Sevilla, de la que es su regidor, a fin de que puedan iniciarse las obras urgentes de reestructuración, y para que puedan ser visitadas-incluso durante sus obras-por los sevillanos y turistas, hasta su conclusión, y tras ello, en la forma que mejor convenga, ultimar este significativo proyecto, muy beneficioso para Sevilla.

Independientemente de nuestros propósitos acerca del Museo de las Reales Atarazanas, terminamos estas consideraciones, haciendo mención a unas fechas que son muy significativas, cual es la que tendrán lugar en el año 2019, como recordatorio de los 500 años de la vuelta al mundo por Magallanes-Elcano, en cuyo asunto está implicada, tanto la Asociación del V Centenario de la Vuelta al Mundo, como la Fundación Museo de las Reales Atarazanas, en la preparación de este acontecimiento, para lo que se están efectuando diversas gestiones, para que esta memorable fecha cause impacto en Sevilla, al igual que se efectuó en la Expo 92, con el Descubrimiento de América por el Almirante Cristóbal Colon, en Sevilla, conmemorativa de los 500 años de tan importante evento.

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