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Obituarios

María del Mar Marín Valle

La noticia de tu muerte me sorprendió subiendo la escalera del Juzgado de Menores, y me la trajo mi voz más querida. Qué inesperada tu muerte, sí inesperada, aún hoy casi tres meses después me cuesta a mi, y nos cuesta a todos saber que ya no te vamos a ver más, que ya nunca oiremos tu voz, ni veremos tu sonrisa, ni sentiremos tu ánimo y tu fuerza. Nos cogió de sorpresa tu muerte, porque ninguno de nosotros pensamos que la enfermedad iba a vencerte, ya la habías vencido una vez, y pensamos que la vencerías mil veces… Pero prefiero quedarme con el recuerdo de tu vida, tu fuerza, tu valentía, ese desparpajo honesto que dictaban tus palabras y tus actos. Podría escribir eso tan típico, y tópico, aunque no menos real de excelente abogada y mejor persona, …. Pero esas palabras se quedan pequeñas, no porque tu muerte te haya hecho grande, sino porque ya eras muy grande en vida.
Qué ganas de vivir, qué ilusión por todo, como nos contabas tus viajes, tus problemas con las normas contables, y tus tiras y aflojas con los jueces y los pleitos. No había doblez alguna, era fácil ver que lo que decías siempre se correspondía con lo que pensabas, y en estos tiempos eso era como un soplo de aire fresco.
Qué bueno haberte conocido, y qué malo que te hayas ido tan pronto. Pero ten claro, estés donde estés, que todos los que te conocimos te llevamos en el corazón, y que para todos nosotros siempre estarás viva, … de hecho muchas veces en el Cafetal me sorprendo esperando ver que entras, como siempre, como si nada hubiera ocurrido. La última vez que hablamos yo te insistía en que no te preocuparas por ese pleito, ya sabes, que lo importante era tu salud, y ponerte bien pronto, … pero tú incorregible me insistías a mi en las opciones de ese asunto. En fin, esa conversación la tengo grabada en mi memoria.
La vida sigue, como también seguirá tu impronta, y todo lo que nos dejaste a los que tuvimos la suerte de coincidir contigo en esta vida terrenal. Gracias por todo lo que me enseñaste,… Un beso muy fuerte.
Francisco Javier Pereda Vázquez. Abogado

A una mujer admirable

Querida amiga y compañera Mª del Mar.
No nos acostumbramos a tu ausencia, de hecho todavía creemos que vamos a coincidir en el Juzgado, hablamos y hablaremos de ti, y es que estás presente, así lo sentimos. Es inevitable, te has ido, ¿es Ley de Vida como dicen nuestros mayores?, pero es tanta la admiración que siempre has levantado entre todos nosotros, tus compañeros y compañeras de Morón, que te sentimos cerca y tu recuerdo está vivo en cada uno.
Nuestra querida María del Mar, compañera respetada en la profesión, nos brindó la oportunidad de conocerla y de compartir experiencias con ella, excelente profesional y mejor persona, es un referente a seguir.
Siendo una mujer admirable, el camino emprendido por ella no se ha acabado, sino todo lo contrario, cada uno lo continúa a su manera, aprovechando el legado que como persona y profesional nos dejó.
Donde quieras que estés recibe nuestro cariño y permanente recuerdo.

Los abogados y abogadas del partido judicial de Morón de la Frontera

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