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Novedades Bibliográficas Nº 174

Tricornio de Guardia

Autor: JAVIER RONDA IGLESIAS. Editorial: ALGAIDA EDITORES Páginas: 288 ISBN: 978 84 92510 092.

Un conductor asturiano que no acertaba con el alcoholímetro de la cogorza que llevaba encima. – A ver, sople aquí. Y no podía. Cuando pasaba un rato le repetía el agente: – Vuelva a soplar. Tampoco. – Otra vez más… Así varias veces. Hasta que el conductor asturiano pasado de grados le replica: – ¡No pensarás que soy un compreso! Tras el éxito de Tricornio de guardia, que recogía las anécdotas más sorprendentes y divertidas de la Guardia Civíl. Presentamos esta nueva edición ampliada que incluye un capítulo dedicado a la incorporación de la mujer, cuando se acaban de cumplir veinte años de la primera promoción. Con este nuevo capítulo se rinde un homenaje a dos décadas de presencia femenina en el Cuerpo que ha propiciado cientos de situaciones divertidas. Una alumna en la Academia de Baeza entra un día en la oficina y le dice a la instructora: – No puedo quitar las horquillas del Cetme. La instructora le responde sonriendo: – A ver, no se llaman horquillas… Eso son los pasadores. Y la alumna, sin darle importancia, le replica: – Ya sabía yo que tenía algo que ver con el pelo…

La protección económica de la discapacidad

Autor: Inmaculada Vivas Tesón, Profª titular de Derecho civil de la Universidad de Sevilla. Editorial: EDITORIAL BOSCH. Páginas: 96 (incluye CD rom) ISBN: 978-84-9790-460-5

La presente colección de Acciones Civiles analiza, desde un punto de vista eminentemente práctico, todos los aspectos procesales de la acción, facilitando, además, el material necesario para su interposición: legislación, jurisprudencia, bibliografía, esquema procedimental y formularios específicos. Dentro del espectacular avance legislativo y de los importantes logros obtenidos en materia de discapacidad, destaca especialmente la Ley 41/2003, de 18 de noviembre, de protección patrimonial de las personas con discapacidad y de modificación del Código civil, de la Ley de Enjuiciamiento civil y de la normativa tributaria, la cual se ha ocupado de la tutela económica de la persona con discapacidad en su vertiente jurídico-privada; al margen de que el Estado despliegue la necesaria función asistencial, cuando proceda, a través de prestaciones sociales, subvenciones, ayudas, etc. Esta obra ofrece una visión práctica de todo aquello que se necesita saber en relación a cada u na de las distintas herramientas privadas de tutela patrimonial que el Derecho civil ofrece a fin de dar cobertura económica -y, por consiguiente, más y mejor calidad de vida- a las personas con discapacidad.

El Derecho en el Teatro Español

Autor: José Mª Izquierdo. Editorial: ATENEO DE SEVILLA e ILUSTRE COLEGIOS DE ABOGADOS DE SEVILLA Páginas: 150 ISBN: 9788496579439.

El Presidente de la Docta Casa, mi compañero y amigo Enrique Barrero González, me honra al invitarme a prologar esta edición de El Derecho en el Teatro Español, de José Mª Izquierdo, y, a la vez, me carga con la responsabilidad de un empeño difícil.

Me acerca a la figura del autor la atracción que produce la magia. Siento esta atracción mágica desde que mi padre me descubrió la personalidad de José María Izquierdo, su amigo admirado, a quien conoció como profesor en la vieja Universidad de la calle Laraña y con quien coincidió en el viejo Ateneo de la calle Tetúan. En la base de esa relación de amistad había vínculos vocacionales, de comunes dedicaciones y aficiones, el Derecho y las artes, entre ellas.

Conservo el documento de una coincidencia entre ambos, en la tribuna del paraninfo de la Universidad, en la fiesta de Santo Tomás, 7 de marzo de 1920. Junto al Cardenal Almaraz y al Catedrático Ignacio de Casso, un joven profesor y Doctor en Derecho, José Mª Izquierdo, y dos estudiantes, Jesús Pabón, de Filosofía y Letras, y Manuel Olivencia Amor, de 3º de Derecho, integraban el programa del acto académico. Izquierdo, en torno a su tema preferido, la divagación, tituló así su conferencia: Con Santo Tomás, no se puede divagar. El alumno de Derecho se atrevió, nada menos, que con el concepto de soberanía en el aquinatense.

Mi padre me describió la personalidad de su amigo, un brillante intelectual, un raro sevillano, de efímera vida y larga y perdurable obra, aunque malograda por tan prematura muerte. Me lo mostró como un mago, a imagen y semejanza de los Reyes de su cabalgata, creador de ilusiones, fantasías, encantamientos y ensoñaciones. Me acercó a un personaje ya mítico, idealizado en la conciencia sevillana, perpetuado en su memoria. La imagen que yo tenía de José Mª Izquierdo la vi reflejada en la magistral semblanza que Rogelio Reyes escribió para el Diccionario de Ateneístas (I, Sevilla, 2002, pp 233-236): la confusión de lindes entre mito y realidad. “a medio camino entre la historia y la leyenda”. Después, el rescate de su obra escrita, gracias a las sucesivas ediciones del Ateneo, me permitió descubrir la más fiel fuente de su conocimiento: su producción literaria, fértil, variada, culta.

Puede afirmarse que el género literario predominante en la obra de José Mª Izquierdo es el ensayo. Más que trabajo de investigación, hay en la producción escrita de nuestro autor la exposición clara de ideas propias, de reflexiones escritas “como a vuelva pluma”, al decir de Rogelio Reyes en la semblanza citada, cuando lo sitúa “a medio camino entre el ensayo y el estilo periodístico”.

Él mismo definió muchos de sus escritos como “divagaciones”, de “vagar y desvariar”; “un saber no aprendido, una ciencia sin sistema”, “un sutil mariposco intelectual”, “flirtear y jugar con las ideas”, como ha recogido Enrique Barrero en su libro Noticias de la vida y de la obra de José María Izquierdo… (Sevilla, 2006, especialmente, pp 78 y ss).

Mas, en la obra que prologamos, no hay pura divagación ni simple ensayo. La separan de ese modelo su aparato de citas y su bibliografía, que muestran estudio profundo, erudición, conocimiento amplio de las fuentes.

El Prof. Carlos García Oviedo, a la sazón Decano de la Facultad de Derecho, se refirió a esta obra extensamente en la velada necrológica celebrada en 1944, en el Ateneo, con motivo del traslado de los restos de su autor al Panteón de Sevillanos Ilustres. Lo sugestivo del tema El Derecho en el Teatro, nos dice García Oviedo, llevó a José María Izquierdo “A hacerlo objeto de un Ensayo que, escrito y publicado en su día, más tarde completó con apéndice admirable”.

En el fundado juicio crítico que García Oviedo hizo en aquella ocasión, se describe, ante todo, la anatomía de esta obra, que disecciona en dos partes: un ensayo y un apéndice.

El “ensayo”, que constituye la primera parte de la obra, a la que sirve de introducción su “Prólogo sentimental” y el capítulo “El Derecho y la Poesía” (pp. 15 a 24), es transcripción, casi literal, de Concordancias de las normas y de las formas (Prólogo que sirve de epílogo), datado en enero de 1913, publicado en De las normas y de las formas (tomo V de las Obras, Sevilla, 1925; reeditado por el Ateneo, Sevilla, 2008, pp. 159 a 187).

En la entrada del escrito de 1913, el autor nos descubre su finalidad:

«Este ensayo pretende ser epílogo de estudios ajenos ya publicados y prólogo de un trabajo todavía semi-inédito. Es un resumen de lo escrito acerca de las relaciones entre la Literatura y la Jurisprudencia, la Poesía y el Derecho, hecho con el ánimo de resolver un conflicto planteado entre la voluntad de vivir “nuestra” vida y la necesidad de vivir “esta” vida, y con el fin de dar una base real y un fundamento racional a una aspiración sentimental. Es también como el capítulo previo de unas notas con que deseamos contribuir, en un punto concreto, a la Historia de la literatura jurídica española; como la “disertación preliminar” de una “Antología jurídica de las comedias españolas del siglo de oro”. Esta doble consideración podrá disculpar en algo lo mucho que hay de inconcreto, de inmotivado, de inactual y de inútil, en las páginas que siguen»

Nótese que lo denomina “ensayo” y, con recurso a los términos antónimos, “epílogo” y “prólogo” de un trabajo cuya publicación íntegra anuncia. Ese trabajo es el que se contiene en el presente volumen, que vio la luz en 1914 y que Barrero sostiene que debió ser el tema de sus tesis doctoral (op. cit. p. 48).

Hay coincidencia entre el título que el autor avanza en 1913 y el subtítulo que sigue a El Derecho en el Teatro Español: Apuntes para una antología jurídica de las comedias del siglo de oro.

Y si en la Introducción luce la ensayística, al meollo de la obra lo separan de ese género el aparato bibliográfico, el agudo análisis y la cuidadosa catalogación de conceptos y temas jurídicos presentes en las comedias seleccionadas.

Aun reconociendo la erudición de José María Izquierdo y su estudio profundo del tema, no afirmo que la obra sea propiamente de investigación. Es más; digo que el autor elude intencionadamente ese concepto y lo sustituye por términos modestos: “notas” o “apuntes”, “para”…, “epílogo provisional”, “índice-programa”, “advertencias prefaciales” y “preliminares”… El autor evita con esas salvedades el carácter concluyente de una investigación científica. Y cuando expone su método, declara: “Este trabajo es histórico… no es una investigación, sino interpretación, o mejor coordenación”.

De nuevo, el autor expresa con modestia el objeto de su estudio, del que excluye el calificativo crítico, para limitarlo a una antología, colección de textos jurídicos seleccionados de las comedias, “sin poner de nuestra parte otro comentario o glosa que la de los epígrafes que les sirven de enlace”. Pero esa labor ya es extraordinaria, en su análisis y clasificación jurídica para ordenar sistemáticamente el rico contenido de la obra, dividido en función de los conceptos jurídicos que obtiene de “El Tratado de la vida espiritual” y de “Las Partidas”, como índices magistrales.

El resultado es un repertorio sorprendente por su abundancia, en conceptos, citas y casos, esmeradamente ordenado en su catalogación y su exposición, para clasificar su trabajo como ”ensayo de contribución a la Historia de la Literatura Jurídica Española”. Aquí, la palabra ensayo, más que en acepción de género literario, la usa José María Izquierdo en el más común de “hecho o efecto de ensayar”, preparar, probar… En términos teatrales, no es la representación pública; es el ensayo, y no “general y con todo”, sino provisional e inconcluso.

Me propongo así calificar con exactitud la naturaleza de la obra, lo que en forma alguna le resta méritos, que expresamente le reconozco muy abundantes.

En las transcritas palabras de sus Concordancias, descubre José María Izquierdo el conflicto personal que pretende resolver con el estudio del tema “la voluntad de vivir “nuestra” vida y la necesidad de vivir “esta” vida”, un choque de sentimientos que busca la síntesis en el enlace entre los dos términos de us título “Derecho” y “Teatro”. Aún más, porque el autor no se detiene en los términos sino que profundiza en sus fundamentos, en el apoyo conceptual en categorías más amplias y en los valores que expresan sus fines.

Así el Derecho apoya en el orden moral, en la ética, cuyo fin es el Bien, para perseguir la Justicia; el teatro, en la poesía, en la literatura, en las artes, para perseguir la belleza. Y con esos dos órdenes, el autor construye un binomio para estudiar sus recíprocas relaciones.

Es muy propio del método de José María Izquierdo el planteamiento dialéctico entre conceptos diversos, pero relacionados: Ética y Estética; Bien y Belleza; Moral y Arte; Derecho y Literatura, dualidad que desarrolla el autor en cuatro formulaciones diversas: “Literatura del Derecho; Derecho de la Literatura; Literatura en el Derecho, y Derecho en la Literatura”, para decantar el objeto de su estudio en un aspecto concreto: “cómo el Derecho se revela en la Poesía y Literatura de un pueblo”. El Derecho, que tiene su poesís, se contiene en las creaciones poéticas; de la poesía en el Derecho al Derecho en la poesía. En el primer aspecto, la poesía introduce belleza en la norma jurídica. Añade esta obra “El Derecho y la Dramática” y “El Derecho y la Dramática española”, capítulos que parten de la definición de la comedia como imitación o espejo de la vida (Cicerón), para descubrir en el teatro “un valor informativo y normativo, como fuente histórica de conocimiento” y “representación de la vida”.

Fiel a su esquema de las dobles y recíprocas relaciones entre los miembros de la proposición -Derecho y Teatro-, el autor se ocupa del Derecho del teatro (legislación, policía de los espectáculos, censura) y del Derecho en el teatro, el contenido en el drama. Es este último aspecto el que interesa en la obra de Izquierdo, el que sitúa en la escena instituciones y relaciones jurídicas, traducidas en actos, en acción.

Se ciñe el estudio a la Edad Moderna y a nuestro siglo de oro, en el que el teatro español es el más “nacional”, representativo de un pueblo de vocación dramática, propenso a la acción, soñador de aventuras y de ideales. Y, a la vez, un pueblo de “vocación jurídica”, tan original como la que describe Izquierdo con cita de Ganivet: contrario a la legalidad externa y a la legislación positiva, que recurre al espíritu más que a la letra de la ley; a la justicia, más que a la norma. El acoplamiento de estas vocaciones en la idiosincrasia española se percibe en las comedias de nuestro siglo de oro, que José María Izquierdo selecciona en Tirso, Alarcón, Moreto y Rojas, prescindiendo de Calderón, ya estudiado ampliamente, y de Lope, inabarcable como la inmensidad del cielo y del mar, en la metáfora de Blanca de los Ríos Lampérez.

Acotado en estos límites, el libro es verdaderamente “antológico”, porque ofrece una cuidadosa selección de piezas, seleccionadas de las comedias conforme a criterios jurídicos y ordenadas por conceptos. El resultado es de extraordinadio interés. Sirva al lector como prueba esta piedra de toque:

Dediqué mi Discurso de ingreso en el Real Academia de Buenas Letras al tema Letras y Letrados (Discurso sobre el lenguaje y los juristas) (Sevilla, 1983). Nada nuevo ni original, sino un simple intento de aportación a un tema clásico.

No conocía entonces esta obra; como dice Barrero (op.cit., p. 272), “el desconocido Tomo IV de sus obras completas publicadas por el Ateneo tras su muerte”. El honor de prologar esta edición me ha deparado el placer de su lectura y la sorpresa de encontrar la abundancia abrumadora de citas que aporta bajo la voz “Letrado”.

Invito al lector a compartir el placer y la admiración que yo he experimentado con el estudio de esta obra.

Manuel Olivencia Ruiz.

Socio de Honor del Ateneo de Sevilla.

Abogado y Catedrático Emérito de Derecho

Mercantil de la Universidad de Sevilla.

Ladrón de espadas

Autor: Miguel Ángel León Asuero. Editorial: EDITORIAL ALADENA S.L. Páginas: 409 ISBN: 978 84 92510 092

Miguel Ángel León Asuero nació en Sevilla (1963), concretamente en el barrio del Arenal, donde reside. Es abogado de un importante grupo de empresas y colaborador del Vice-Consulado de Grecia en Sevilla, teniendo como gran afición la literatura. Inició su carrera literaria con un thriller histórico, Las Congregadas del Vaso (Ed. Almuzara, 2005). Desde el año 2006 es “Autor Destacado” en la web literaria ANIKA ENTRE LIBROS, y en 2009 apadrinó la fundación de la Asociación Cultural “Mejor Con Un Libro”. Ladrón de Espadas es su segunda novela. “O” es un descarado y misterioso ladrón de guante blanco que se dedica a robar espadas históricas por todo el Mundo para luego devolverlas a cambio de un rescate, aprovechando de camino para hacer ciertas reivindicaciones que ponen de manifiesto la crueldad, injusticia e inutilidad de los conflictos bélicos. Normalmente actúa solo, o como mucho apoyado por su amigo David, un inmigrante que se gana la vida vendiendo pañuelos de papel por los semáforos, pero todo esto cambiará cuando conozca a Rebeca, una mujer sumida en un profundo pozo de angustia vital a la que “O” decide “alegrar la vida” implicándola sin que ella lo sepa en el robo de la espada que el Almirante Nelson regaló a su lugarteniente, el Capitán Cockburn, poco antes de la batalla de Trafalgar. Así, uno tras otro, irán apareciendo Jack Pint, Yaroslav Mijailovitch o Aparecida Vargas, distintos y pintorescos personajes que dejarán huella en el lector mientras transcurre una aventura que empieza en Londres y acaba en Sevilla, donde “O” se atreverá con el robo de un acero legendario y milagroso: la espada de Fernando III “El Santo”. Ladrón de Espadas es una divertida e interesante novela que irremisiblemente llevará al lector a identificarse con alguno de los personajes arrastrados por el descaro y el deseo de aventura de su protagonista, quien aprovechará sus robos para dar vida e ilusión a todos los que de una forma u otra se ven implicados, llevándoles contracorriente hasta un final espectacular, divertido, arriesgado y comprometido, como el propio “O”.

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