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La influencia histórica de Sevilla en el mar

Sevilla ha sido y es una ciudad marinera, y fue la adelantada en la expansión de Indias. El primer Almirante de Castilla, Ramón de Bonifaz, fue quien la incorporó a la Corona, por voluntad de un Rey FERNANDO III, que luego sería Santo. Y junto con los Fechos Navales de Alfonso X el Sabio, fueron quienes acabaron de modelar su imagen.

Fué asimismo D. Pedro I de Castilla, que tan enamorado estaba de Sevilla, quien fundó el Almirantazgo en los Reales Alcázares un siglo antes que los Enríquez lo institucionalizaran en Valladolid y Medina de Rioseco., haciendo de Sevilla la ciudad más próspera y cosmopolita quien asumiera los logros y responsabilidades de la aventura atlántica.

Sevilla, Cádiz, Huelva y Granada fueron los polos que abrieron el camino de las Indias y carrera del Pacífico.

Sevilla con el Almirantazgo, Consejo de Indias, la Casa de la Contratación, las Atarazanas, sus Carpinteros Trianeros de Rivera, la Torre del Oro, por citar las instituciones más relevantes.

Cádiz, heredera natural del cosmopolitinismo de Sevilla, hacia 1620, y puerto de arribada de los galeones.

Huelva, con la Rábida, Palos y Moguer, piedras angulares del Descubrimiento y por último, Granada residencia ocasional de Isabel y Fernando, enfrascados en la guerra morisca, donde, por fín se fraguaron las decisivas Capitulaciones de Santa Fe con el Almirante. Y ello gracias a la decisiva intervención del Racionero Mayor de la Reina Isabel, el valenciano Luis de Santángel, quien, agotados todos los recursos de la Corona y empeñadas hasta las joyas reales, adelantó de su peculio la financiación de la aventura del apesadumbrado Colón, agotadas sus ilusiones de otros reinos.

Y de esta forma providencial, se emprendió la salida de las naves desde Huelva un 3 de agosto de 1492, con la conjugación de las cuatro ciudades enunciadas.

En los siglos XVI y XVII, el comercio marítimo era tan sólo de mercancías lujosas, sedas, metales preciosos y especias, aunque se transportaban pequeñas cantidades, pero se obtenían muy buenos beneficios.

Pero la seguridad era precaria, y la ley y el orden no estaban preparadas para hacer frente a la actividad paralela que se vino generando a la par que el comercio iba en aumento.

La presencia de corsarios, la falta de control de las autoridades consulares , la carencia de normativa aplicable y el inusitado trasiego de navíos y de mercancías de fácil apropiación, vino a provocar que los Reyes Católicos dictaran Reales Células de 20 de enero y 3 de junio de 1503, por las que se crearon, la Real Audiencia en Alcalá de Henares y la Casa de la Contratación en Sevilla, y 21 años después, el Consejo de Indias-1524-.

La Real Audiencia vino a constituirse como un Alto Tribunal, al que le competía conocer todas las infracciones de las leyes del comercio de Indias, a más de tener atribuídas la jurisdicción en todas las causas civiles relativas a los armadores, capitanes y tripulantes que intervenían en la Carrera de Indias.

La Casa de la Contratación, venía a ser como un Ministerio de Colonias, Comercio y Marina Mercante, como lo tildó Salvador de Madariaga.

A la par de estos Organismos Públicos, se creó la Escuela de Cosmógrafos, en la primera Universidad de Mareantes, ubicada en la calle Pureza de Sevilla, en el núcleo portuario de la ciudad, de donde se pasó al Palacio de San Telmo, en que se impartían clases de náutica, formación de pilotos, capitanes y toda la gente de mar, acuciados por la aventura marinera de Indias, el salario, su estabilidad, en una época en que los oficios eran contados.

El Archivo de Indias, sitio de reunión para los aventureros que querían embarcarse en las expediciones que se reclutaban por los armadores, dispone de una amplia documentación-informatizada-, donde puede estudiarse pormenorizadamente todo el tráfico de mercancías, contrataciones de cargamentos, traído y llevado al Nuevo Mundo, así como sus navíos, sus navegantes, planos de las ciudades creadas, sus urbanizaciones, censos, etc.

El primer Director de la Casa de la Contratación, fue el Piloto Mayor Américo Vespucci, que tras haber tomado la nacionalidad castellana , el Rey Fernando el Católico, aun contando con Pilotos experimentados españoles, como Juan Díaz de Solís, o el cántabro Juan de la Cosa o Vicente Yánez Pinzón, optó en 1508 por el florentino, pues ya en aquellas fechas existía el favoritismo y la influencia en la Corte, postergando a nuestros coterráneos.

La enseñanza náutica en España en aquella época crucial, se impartía básicamente en el Colegio de Pilotos Vizcaínos, establecido en Cádiz por Real Cédula de los Reyes Católicos, dictada en Sevilla el 18 de marzo de 1500, si bien la auténtica Universidad de Mareantes fue la creada en la Casa de la Contratación, siguiendo el estilo de la portuguesa de Sagres.

Posteriormente, por Real Cédula de Carlos II en 1681, se creó el Colegio de San Telmo, para la enseñanza Náutica, posteriormente adquirido el edificio por los Duques de Montpensier, cedidos por éstos a la Iglesia sevillana, donde residió el Seminario Diocesano, y por convenios, pasó finalmente a sede de la Junta de Andalucía.

La Casa de la Contratación, tras haber pasado a depender del Consejo Real y de Indias, como rama aislada del Consejo de Castilla, se suprimió en 1790, tras una pérdida paulatina de poder, pasando a Cádiz en 1717.

El documento fundacional de la Casa de la Contratación se halla en Archivo de Simancas, alrededor de 1502, y su autor fue el sevillano Francisco de Pinelo, jurado y tesorero en los preparativos del segundo viaje de Colón.

La Casa de la Contratación contaba con un Tribunal que dilucidaba los pleitos civiles entre comerciantes y marinos, fletamentos, seguros, asuntos de baratería (comprar fiado para vender fiado a menos de su valor, para hacerse con dinero contante y sonante)

El el año 1552 se reforma el Reglamento de la Casa de la Contratación, regulando la inspección de los navíos, tripulaciones, control de carga, destinos, etc.

De igual modo el Consejo Real y de Indias, sobrevivió hasta 1834, y por si fuera poco la labor que hubo que desarrollarse con el Nuevo Mundo, España se embarcó en la aventura de Filipinas, lo que situó a nuestro país en el primer imperio marítimo de la Historia, que declinó tras la gran derrota de la gran Armada en Trafalgar.

Sería muy prolijo dedicar a este importante evento la dedicación que merecería, pero solo haremos referen cia a sus motivaciones y su desdichado final.

De una parte, el poderío de la escuadra española vino incentivada por el Descubrimiento de América, ya que llevó consigo aunar todos los esfuerzos al alcance de nuestros regidores, para dotar a nuestras incipientes fuerzas navales, para hacer frente al señuelo del Nuevo Mundo y su tráfico de personas y mercancías, para incrementar las arcas reales. Esta política creó un malestar entre los tradicionales países marítimos, – Inglaterra, Francia, Holanda, entre otros, y tentaron la suerte unidos para retar a España. Y bien la metereología, o los hados, vino a cambiar los vientos, y la flota de Nelson dio una lección de humildad al Duque de Medinasidonia, que también por los hados, vino a relevar, incomprensiblemente al Marqués de Santa Cruz, D. Alvaro de Bazán, cuya postergación le llevó a una muerte prematura.

Y hay quien afirma que si el mando de la flota hubiese sido dirigida por éste último, la batalla de Trafalgar estaría hoy día en los anales de la Armada Española.

La memoria del Marqués de Santa Cruz ha dejado un recuerdo vivo en el Palacio que se hizo construir en plena Mancha, en el Viso del Marqués-Almuradiel-, donde existe un Museo de la Armada, en que se recoge el historial marítimo de D. Alvaro de Bazán y las batallas ganadas por el Almirante. Cuenta la tradición, que aparte de que debió heredar de su familia los terrenos en que edificó el palacio, con mármol traído de Carrara, decidió instalarlo allí, debido a que estaba ubicado en el centro geográfico de los tres puntos cardinales, donde por su condición de Almirante de la Armada, debía personarse entre Valladolid-Corte de Felipe II, – Cartagena, sede de la flota española, y Lisboa, subsede de la Armada española, y en aquel entonces, perteneciente a España.

Y como punto intermedio geográfico, podía atender en mejor medida las continuas llamadas de su Rey, que a golpe de caballerizas y pesadas jornadas, despachaba con su Majestad, los complicados asuntos de Estado.

Por el Tratado de Tordesillas de 1494, Castilla y Portugal fijaron los límites de expansión mundial , eligiendo a Sevilla como puerto de salida, dada su estratégica situación geográfica-como señala el Profesor Domínguez Ortiz-dada su proximidad al mar, por ser puerto interior, para evitar el contrabando-más fácil en mar abierto- así como el asalto de los corsarios, que se proliferaron en aquellas fechas, por la apetencia de los botines.

Asimismo, Sevilla se encontraba geográficamente más cercana a Indias, con indudable competencia con Cádiz, obviamente mejor situada, y que a la larga le arrebató a Sevilla ser el punto de partida para el Nuevo Mundo, llevando consigo una larga pugna.

Pero es bien cierto, que en Sevilla tenían la presencia de todo el centro del poder, desde la Universidad de Mareantes, Casa de Contratación, Tribunal del Almirantazgo, y una larga tradición mercantil, a más de residir los prestamistas, cambistas y banqueros.

De esta forma, en 1520 las Cortes de Castilla y León, y más tarde, en 1595, las Cortes de Valladolid, vinieron a confirmar los derechos y privilegios de Sevilla.

No obstante, paulatinamente fue pasando a Cádiz parte de ese monopolio sevillano, auspiciado por los comerciantes de la bahía, mezclados con extremeños, castellanos y otros, que venían comerciando con seda, repujados, vinos, a más de disponer de unos derechos portuarios más bajos, menor distancia y mejor embarque.

Es cierto que la mayoría de los Procuradores en Cortes, rechazaban las peticiones de otros puertos, ya que los impuestos para la Corona venían a representar un 20/30% del capital invertido. Se calcula que para hacer un viaje remunerable, la diferencia de precios entre España y América, debía de ser un 200%, como mínimo.. Y el régimen de monopolio permitía a la Corona llevar a cabo arbitrarias incautaciones de metales preciosos a su arribo a España, y consignado a particulares.

Como expresamos, Sevilla vió con mal talante las concesiones a Cádiz, que también se extendieron a las Islas Canarias, ”el comercio silencioso”, como lo tildó el Profesor Morales Padrón.

Lo que es cierto, es que los comerciantes no españoles estaban excluídos del tráfico marítimo en estos territorios, por Reales Cédulas de la Corona, desde 1517 a 1614, que posteriormente se extendieron al Derecho Internacional.

Este monopolio de Sevilla fue atemperado al permitirse la libertad de comercio en ciertos productos-ganado y víveres, fundamentalmentre-, con solo pagar determinados derechos de descarga, aunque vedada la exportación de he-rramientas, ropas, vinos, que quedaban sujetas al monopolio estatal.

Hasta 1620 la supremacía de Sevilla en el comercio indiano fue absoluta, y a partir de esa fecha se comenzó a erosionar el sistema monopolístico, aunque gracias a la creación de la Casa de la Contratación pudo consolidarse el comercio con las Indias, a pesar de sus críticas y basados en la regulación marítima, que desde las vetustas Reglas de Olerón y Visby, y del Consulado del Mar de Barcelona y Valencia, de finales de siglo XIII y principios del XIV prodigaron los primeros códigos marítimos-iniciados en el Mediterráneo-y que sirvieron de base para poder regularizar el transporte por mar, y el manejo de las naves.

Todo este conglomerado de antecedentes, nos lleva a afirmar que, Sevilla siempre ha mirado al mar, y éste se ha compenetrado con Sevilla, y América debe su consolidación a Sevilla, desde donde se materializó la gran aventura del Almirante genovés, cuyos restos reposan entre los muros de la tercera Catedral más grande del mundo, junto a los centros neurálgicos que presidieron su hazaña-Casa de la Contratación, Reales Alcázares, Archivo de Indias.

Aunque sea de pasada, traemos a colación las relaciones del Almirante con el Vaticano, por cuanto que su magnífica preparación marinera, tuvo su base en los archivos que disponía su Biblioteca, el más completro del mundo. Y ello debido a sus relaciones familiares con Juan Bautista Cibo-Inocencio VIII-quien no pudo conocer la hazaña de Colón, ya que falleció en el mes de julio de 1492, sucediéndole Alejandro VI en el Papado en 26 de agosto de ese mismo año.

Sus relaciones con las máximas autoridades eclesiásticas, facilitaron al Almirante muchos de sus contactos con las Cancillerías de todo el mundo, y fundamentalmente cos sus principales patrocinadores, los Reyes Católicos y los monjes de la Rábida, entre otros.

No queremos pasar por alto los indicios de que el genovés, ya había pisado Las Indias, antes de la fecha histórica del 12 de octubre, lo que le facilitó en gran manera, preparar su itinerario vía las Islas Canarias, no por las Azores u otra latitud, a fin de seguir las corrientes que le llevarían en dos meses largos al primer lugar del Nuevo Mundo-la Ysabella, República Dominicana.

Y ya en en el siglo en que vivimos, Sevilla sigue mirando al mar, muy orgullosa de su Rio Guadalquivir, con sus ochenta millas que le separan de su hermana Cádiz, con sus mareas diarias con sus marismas, cos atardeceres ribereños.-

Por ello, se ha hecho imprescindible ir mejorando sus condiciones de acceso al puerto, al ser el único interior de la Península, habiéndose acortado las distancias desde el plan Moliní desde 1926, que desde los 119 kms que nos separaban de Bonanza, con sus balizamientos, recorte de meandros, señalizaciones dragado, aumento de calado, se ha conseguido que para hacer las tres mareas que había que soportar para salir de Sevilla, se efectúe ahora en cinco horas, lo que antes había que hacerlo en 23.

La instalación de la nueva esclusa, con 400 mts de eslora, doble que la actual y 35 de manga, va a facilitar el acceso de barcos de mayor calado y el transporte de mayor tonelaje , con entrada de cruceros turísticos, de indudable interés económico para la ciudad.

De esta forma se podrá superar con creces los 5 millones de toneladas que actualmente se mueven al año.

Estadísticamente, podemos señalar que el mayor buque que ha tenido acceso al puerto de Sevilla, fue el granelero maltés, llamado el Cyclades, con 197, 70 metros de eslora (la esclusa actual tiene una longitud de 200 metros).

Y el de mayor calado, fue el Slavianka, mercante búlgaro de siete metros de quilla.

El Puerto de Sevilla, es el que dispone de mayor extensión entre los Puertos españoles, ya que tiene 500 hectáreas de superficie de atraque, en 5 kms, 28 Has. de muelles y 500 Has de superficie de flotación, habiendo movido 100.000 contenedores, 1.500 buques de carga, y 2.500 pasajeros en el último ejercicio, y los 5 millones de toneladas indicas.

Con estas cifras y fomentando la utilización del transporte por la vía fluvial, se ha venido a evitar el movimiento diario de unos 3.000 camiones, entre Sevilla, Cádiz y Huelva, con reducción de costos, de accidentes y seguridad.

Seguimos afirmando, como corolario, que Sevilla mira al mar, gracias a su Río, y dentro de media década, nuestro Puerto estará situado entre los primeros de Europa, sin tener mar abierto, y de ahí la influencia histórica que Sevilla ha ejercido sobre el mar.

Pero para ello ha sido necesario, no solo la hazaña colombina, sino la preocupación de nuestras autoridades marítimas de atender la privilegiada situación de Sevilla para acercarla más al mar, facilitando su acceso y sus disponibilidades, dentro del recinto portuario.

Y para todo ello habría que dotarla no solo de los medios materiales estructurales, sino los de adaptación y formación del personal adscrito a este estamento, para lo que por mediación de las autoridades académicas, se está fomentando cursos de especialización en todas las ramas de la navegación, para que compatilizado con sus tareas diarias, puedan asistir a clases, dirigida por profesionales del sector, como se va a efectuar en el próximo curso académico, a través de la pujante Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.

Asimismo, las Asociaciones Nacionales e Internacionales relacionadas con el Derecho Marítimo, han venido eligiendo a Sevilla, como sede de sus Conferencias, por razones obvias, en diversas ocasiones, y concretamente dentro de este año, el Instituto Iberoamericano de Derecho Marítimo, fundado en Sevilla en 1987, celebra su XII Congreso en nuestra ciudad, para celebrar su 20 aniversario, y donde se reunirán los mayores expertos del mundo marítimo, para analizar la situación actual de este sector y estudio de la nueva Ley de Navegación Marítima Española-actualmente en las Cortes .-

Sevilla, seguirá mirando al mar y en los albores del siglo XXI, trataremos de seguir haciendo una Sevilla marinera, con su nuevo puerto, con sus hombres forjados en la ciencia náutica, y recibiendo con alborozo a nuestros hermanos allende los mares, para que disfruten y contemplen los dones que la naturaleza nos ha prodigado, y que sirva de vínculo entre el Viejo y Nuevo Continente, que un Almirante y nuestros Reyes Católicos pusieron la primera piedra.-

Conferencia pronunciada en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Chipiona en los cursos de “Temas Sevillanos” organizados por el Ateneo de Sevilla, bajo la dirección de D. Antonio Bustos.

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