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Absolución familiar

A veces cuando se nos olvidan las razones, los motivos, un hecho nos hace recordar……

Si digo Betty Anne Waters, puede que a la mayoría ni siquiera le suene, podríamos llegar a la conclusión de que no es española (por su nombre) y puede que creamos que sea política, actriz, científica o escritora, pero al fin y al cabo una anónima en nuestra realidad. Por eso hoy pretendo que al menos, para los que lean mis palabras, sea alguien, alguien, aunque no podamos memorizar su nombre pero si su historia, que es digna de ser recordada.

Imaginemos a una mujer, americana, madre-separada, treinteañera y para más señas que vive en un pequeño pueblo de Massachussetts, cuando de repente surge la tragedia: una vecina es brutalmente asesinada tras robar y destrozar su casa.

Fue algo inusual en la historia de este tranquilo lugar y Betty Anne siguió lo sucedido con la expectación propia de cualquier vecino, sin imaginar que no sería así, porque años más tarde se convertiría en una de las implicadas en el caso.

Así, dos años y medio después del crimen un testimonio cambió toda la investigación; ya se tuvo un acusado, se celebró un juicio y la condena fue de cadena perpetua: caso cerrado, año 1983. Este podía ser el fin de la pesadilla iniciada años antes, pero fue el comienzo de la vivida por Betty Anne Waters.

Dos fueron los testigos que afirmaron que el acusado había asestado 30 puñaladas a la víctima, añadiendo detalles que hacían de su testimonio un relato fidedigno de lo ocurrido; la pesadilla había cobrado forma convirtiéndose en realidad.

¿Por qué? Quizás fuera la pregunta que se repetiría a lo largo del proceso, ¿Por qué a su hermano? ¿Por qué motivo? ¿Por qué a su familia? Si, su hermano, que fue condenado gracias al testimonio de la pareja de su exnovia y de ésta última, a pesar de no tener otras pruebas en su contra.

Y hasta aquí algo que puede ser común a muchos otros casos pero justo aquí es donde la historia da un giro inesperado rematado con un final de película. ¿Tu hermano condenado a cadena perpetua por un crimen que no cometió! Eso nos suena demasiado, ¿no? ¡Que frase tan recurrente!

Tu hermano, ese con el que has crecido y con el que has compartido la vida, ¿un asesino? Nadie se resignaría a ello, no somos racionales cuando se trata de juzgar a los de tu sangre Pero, ¿y si en realidad tiene razón? ¿Y si todo es el resultado de coacciones o de intereses basados en antiguos odios alimentados por el despecho?

Y de repente, una pregunta es formulada, ¿por qué no eres mi abogada? propuesta de un hermano ya condenado a una hermana desesperada por la situación que vive.

No podía hacerlo, ¿ser abogada? ¿Ella? apenas tenía estudios básicos, divorciada, con hijos….y el tiempo era un enemigo que no hace pactos con nadie, no, era imposible…… No podía hacerlo……no lograría superar las expectativas…. Hasta que pudo.

Luchó y consiguió su objetivo; llegar a ser abogada a pesar de las dificultades, a pesar de la falta de dinero y de tener todo en su contra, y lo logró, logró lo imposible a base de constancia y esfuerzo. Solo gracias a ella su hermano quedó libre tras 18 años en la cárcel.

Casos como éste que parece extraído de una película sólo parece viable en la ficción, sin embargo, logra que puedas identificarte de alguna manera con ese sentimiento de superación que por naturaleza todos poseemos. Su fuerza fue la que hizo que una mujer con una vida rutinaria, alejada del mundo decidiera dar un paso adelante al convertirse en abogada, transformando no solo su vida sino la de sus seres queridos.

Motivos, razones, decisiones que tomamos a lo largo de nuestra existencia y que van construyendo nuestro futuro, Betty Anne creyó que podría cambiar su realidad o que al menos lo intentaría, y así fue.

Podemos pensar que la historia de los hermanos Waters es un caso aislado, insignificante en comparación con otros, y puede que así sea, pero no neguemos que su razón de ser es encomiable. Tal vez convertirse en abogado no sea sólo un trabajo más, un salario por el que subsistir, consiguiendo metas y olvidándose de todo y de todos.

Puede que ya no logres recordar el momento exacto en el que decidiste lo que querías llegar a ser, incluso puede que por más que afirmemos que no nos va a suceder, suceda y hayamos perdido nuestros porqués.

Gracias Letrada Waters, por hacerse indemne al olvido. Sin motivos se disuelve el sentido de la realidad y acaba el fundamento de tu libertad para elegir. A veces cuando se nos olvidan las razones, los motivos, un hecho nos hace recordar……

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